viernes, 18 de mayo de 2012

Radu Vancu

Qué te dice uno de tus más queridos
muertos, el muerto más amado
cuando la conciencia te deja soñarlo:

“Querido, aquel día en el que el sol de noviembre
era cálido como un cadáver fresco
y yo me moría en tus brazos

no me imaginaba que aquí
donde todo está espantosamente bien,
hay un aire fuerte como el vodka, te tiemblan las piernas

y te araña el estómago, tanto que te espero
cada día más arruinado,
más borracho, más desfallecido.

Tu no tengas prisa, ocúpate de vivir,
yo aquí saldré adelante
hasta que vengas tú -

como la sopa agria tras la dulce borrachera,
como el yogurt sobre el hígado con esteatosis,
como la glucosa en las venas maceradas.

Incluso aunque el aire de aquí me vuelva cirrótico
no tengas prisa, que aquí ya no tengo donde morir.
Creo. Así que vive tu felicidad,

te comeré con los ojos cuando vengas,
no me llegará ni para una muela, cierto,
y me estrecharás, como entonces, en brazos

bajo el sol cálido de aquí,
y puede que esta vez me recupere,
que tu abrazo de muerto fresco

me penetre como una inyección de adrenalina
en el corazón. Estate vivo, estate feliz de tu vida viva,
por ridículo que suene esto.”

Aquí te levantas con las mejillas ardientes y el cerebro
empañado en la cazoleta del cráneo como una patata caliente,
mucho tiempo hervida para una mesa pobre.


 Radu Vancu (1978, Sibiu) es un poeta y ensayista rumano. Ha publicado 5 volúmenes de poesía (Epístolas para Camelia, 2002; El monstruo feliz, 2009; Sebastian en sueños, 2010; Recuerdos para mi padre, 2010) y dos de ensayos (Mircea Ivănescu. La poesía de la absoluta discreción, 2007; Eminescu. Tres ensayos, 2011). Es coautor, junto con Claudiu Komartin, de la antología Los poemas más hermosos de 2010 (2011). Enseña poesía moderna y contemporánea en la Facultad de Letras y Arte de Sibiu y es redactor en las revistas Internaţional y Transilvania.